Reflexiones para tí.

El sexo: creación de Dios

Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Génesis 1:31.

Un aspecto muy importante de toda relación de pareja es la sexualidad. Como dijimos anteriormente, junto con el romanticismo, es el componente que le da su carácter específico a la relación de pareja, y que la distingue de otras relaciones humanas.

Nuestro texto de hoy nos dice, en forma indirecta, que el sexo, en sí mismo, no solo fue creado por Dios, sino también es algo bueno “en gran manera”. La evaluación de Dios acerca de todo lo que había hecho durante la semana de la creación fue que era “bueno en gran manera”. No había nada defectuoso, malo, sucio o pecaminoso en su creación. Y la sexualidad estaba comprendida dentro de su obra creadora. Los órganos genitales que permiten la reproducción ya habían sido diseñados y creados por Dios, para que pudieran funcionar de tal forma que esta fuese posible. Sería descabellado pensar que todo el conjunto de órganos, terminaciones nerviosas, zonas erógenas y centros cerebrales de producción del placer aparecieron como consecuencia del pecado.

La sexualidad y el placer sexual formaron parte de un diseño divino que, como todo lo que Dios hace, refleja su carácter y su imagen.

No obstante, como todas las cosas que hace Satanás para contrariar el gobierno de Dios y los principios de su Reino, el sexo ha sido pervertido por el pecado. En vez de estar solo al servicio de la expresión del amor verdadero, se ha transformado en un fin en sí mismo, y a través de la historia se lo ha utilizado para expresar las más bajas pasiones y desviaciones humanas: promiscuidad, adulterio, homosexualidad, pornografía, incesto, pedofilia, abuso, violaciones, bestialismo, etc.

No te sumes a quienes han bestializado el sexo y lo tornaron en instrumento de autogratificación egoísta. Identifícate con el plan de Dios y disfruta con tu pareja amada de ese sello de vuestro amor y compromiso que han hecho ante Dios: “Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela, sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre” (Prov. 5:18, 19).

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido” Por: Pablo Claverie






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