¿“Encuentro” o “unión” sexual?
En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer; pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido… que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia… si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando. 1 Corintios 7:1, 2, 5, 9.
La Palabra de Dios presenta, como ideal, la abstinencia de relaciones sexuales prematrimoniales. Dios sabe que solamente en una relación y un contexto de compromiso, de convivencia, donde se comparte la vida, la relación sexual adquiere su verdadero sentido y significado como expresión de la unión de dos personas en amor, y no meramente como un encuentro sexual.
No obstante, Dios también sabe lo frágil, débil y errante que es nuestra naturaleza. Sabe los factores genéticos, congénitos, hereditarios, hormonales, de educación, así como el tremendo poder de las influencias sociales y las circunstancias sobre nuestra conducta. Sobre esta base, entonces, podemos entender el mensaje que Dios nos transmite a través de San Pablo por medio de nuestro texto de reflexión para hoy.
Pablo, que no solo era un gran teólogo sino también un gran pastor, sabía de las luchas humanas, incluso en este terreno. Por eso, su consejo toma en cuenta lo que suele sucederle a la naturaleza humana en el ámbito sexual, comprende la situación, y aconseja con gran realismo que aquellos que no tienen “don de continencia” no demoren en formar una pareja, mediante el casamiento, con la cual poder compartir el don divino de la sexualidad.
Hoy, el ideal divino para tu vida sigue siendo el mismo: Dios espera que reserves la práctica de la sexualidad para el momento en que represente tu total entrega y unión comprometida con tu pareja, en el sagrado vínculo del matrimonio. A su vez, él es comprensivo en relación con tus luchas en este terreno, y te perdonará, aceptará y ayudará a superarte en el caso de que hayas fallado en cuanto a este ideal, y te dará la posibilidad de reintentar una experiencia feliz con tu ser querido.
Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido” Por: Pablo Claverie
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